Una nota al pie: “Getting Older” me hirió profundamente el corazón, salió la misma semana que descubrí mi primera cana.

Hace tan solo unos días Billie Eilish liberó su segundo álbum de estudio, “Happier Than Ever”, el cual escuché de un tirón apenas salió y al que he debido darle una tercera y cuarta oreja, descubriendo cada vez nuevos rincones. Y es que este álbum simplemente me voló la cabeza.

Me he dado el tiempo de armar una setlist sugerida para que descubran estos rincones y añado algunas notas de cata. La mesa está servida.

Sugiero partir por la canción homóloga, “Happier Than Ever” que te lleva desde una onda muy sentimental, casi una balada nostálgica hasta coronar con un rockero “Just fucking leave me alone” (‘déjame tranquila, por la chucha’ en español chileno) que marca el peak del tema y te hace odiar al tipo que la haya inspirado. Lo mandó a la mierda y está feliz, así que reventemos los parlantes.

Muy en la onda de decirle al resto que se aleje, “Overheated” opera como un buen intermedio en donde nos comenta que el mundo del espectáculo le cansa y nos repite, una y otra vez, que se ‘sobrecalentó’ de muchas situaciones y que eso la ha hecho reflexionar.

De vuelta en la nostalgia, “Male Fantasy” nos comparte sus dudas sobre un amorío pasado. ¿Lo ama? ¿Lo extraña? No sabemos pero la voz nos diría que algo hay.

Propondría seguir con “Getting Older” que parece estar escrita por una treintañera, es producto de la pluma de una chica que recién este año cumplirá veinte. La melodía te mantiene expectante, pero no hay grandes sorpresas. La letra y la voz son magistrales, pero en contraste con la canción anterior, lo son desde una naturalidad muy acogedora. De lo mejor de la producción.

Antes de subir con la siguiente canción, dejemos otra balada por acá. Es el turno de “Everybody Dies”. Tan sencillo como su título, pero a la vez igual de profunda. Esta canción nos lleva a la letanía de su nombre, todos vamos a morir, y nos deja unos segundos a solas con el beat para que mastiquemos la idea.

En “I didn’t change my number” le explica a un tipito que la deje acosar básicamente, pero los beats de O’Connell hacen de esto algo mucho más interesante, añadiendo unos efectos que francamente hacen que uno no deje cabecear.

Por el lado de “Billie Bossa Nova” tenemos a una Billie cuasi veraniega, llena de ‘saudade’ brasilera. Es una nostalgia de un encuentro casual, una escapada, una noche de hotel efímera. Un viaje de tres minutos.

Creo que queda muy bien, luego del bossa nova a la Eilish, quedarse en “Your Power”. La guitarra y la voz nos van introduciendo a esta historia más bien oscura de un hombre mayor con una menor de edad. Basada en su propia biografía, Billie plantea la asimetría entre este tipo que puede abusar de su posición para hacerle daño, dejando abierta la puerta a su traumática relación con el rapero 7:AMP.

Nos metemos a la disco con “Oxytocin”, los primeros beats son claramente esa sensación de ir entrando a la sala de baile después de mucho tiempo. Muy a tono con el espíritu de reapertura. En la letra vamos teniendo una Billie que va desatando un tono mucho más sexual, acompañado por el rumor de unos gemidos que van acompañando la segunda mitad de la canción. Con pasajes que van describiendo lo que podría ser una sesión de sadomasoquismo, se va intensificando la cosa, hasta llegar al desenlace que podría ser descrito como un ‘si no le gusta rudo, mejor se arranca’. Es quizás un asomo por la Billie bizarra que ya conocíamos y que nos enganchó.

Aquí Billie sacará su Paquita La del Barrio y le cantará su propia ‘Rata de dos patas’. Hablamos de “Lost Cause” en donde ya en el nombre sabemos que se habla de lo que en Chile podríamos categorizar como un típico sacowea. Hablamos de cesantía, narcicismo, un pastelazo.

Ya conocíamos “My future”, pero debe decirse que es uno de esos singles que cobra un sentido completamente distinto cuando se toma en medio del álbum. En su ecosistema se mueve naturalmente, volvemos sobre esta cierta nostalgia con promesa de reencuentro, pero hay una reafirmación de su amor propio también. Te arroja un “I’m in love with my future (trad.: Estoy enamorada de mi futuro)” sin compasión. A la persona que se hace ilusiones de ser la representación de ese futuro le dispara un ‘vuelve en un tiempo y veamos que sale’. Muy coquetona iguols.

En “NDA” nos presentará nuevamente este tema de la relación tóxica, nos habla de un golpe que la hizo ver estrellas, se pregunta si ha llevado todo muy lejos, nos asegura que luego de tener onda con un chiquillo lo hizo firmar un acuerdo de confidencialidad. ¿Habla de una persona? ¿Es más de una? El beat nos deja de frente con “Therefore I Am”. Este single ya estaba liberado y su principal rol, además de ir enganchada con NDA, es mostrarse jefaza, no mucho más.

Pero purguemos las culpas, vámonos a “GOLDWING”, entremos a la Catedral. La primera vez que la escuché mi reacción fue literal ‘me tenís que estar webiando’. No hay por donde comprarse esta Billie cristiana luego del joteo de “Oxytocin”. Ya en la segunda mitad nos plantea que tal vez estamos siendo manipulados por las industrias del entretenimiento, llamado de alerta que nunca está de más.

Si nos vamos a “Halley’s Comet”, ya vamos tomando la última curva. Reaparece una Billie nostálgica, nos trae una balada tristona y esto ya nos encamina al final.

“Not My Responsibility” abrocha el término. Una cierta reminiscencia de un día nublado, un té después de almuerzo, un domingo. Una Billie casi hablada reflexiona sobre los juicios que el resto tiene sobre ella. Una Billie feminista, que cuestiona a quienes la cuestionan. Cierra de una forma genial diciéndole claramente, a quien quiera escuchar, que se vaya bien al carajo y que no es su responsabilidad.

Billie le dijo a Vanity Faire estar enamorada del trabajo que tenemos en nuestros oídos. Efectivamente es un álbum muy integral, lleva a un siguiente nivel esta chica conocida por usar ropa grande y tener el pelo verde. No hablo del cambio a rubia, aunque también tiene que ver.

Este disco la ayuda a demostrar que es una de las cantantes más interesantes de la industria, que las luces y las cámaras no van a barrer con sus innovadores procesos creativos. Si el primer disco era un intento por hacerse un espacio en una estancada escena pop, pegada en lo mismo de siempre, esta segunda entrega nos muestra lo que está disponible a hacer Eilish con la notoriedad que alcanzó. Nos abre la puerta a muchos procesos que están pasando con ella, su maduración en tiempo real mediante sus canciones y, hasta cierto punto, a reflexionar sobre nosotros mismos.

Una nota al pie: “Getting Older” me hirió profundamente el corazón, salió la misma semana que descubrí mi primera cana.

 

Comenta


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.