Nacimos para incomodar

Hubo un tiempo en que nosotros, los del Partido por la Democracia (PPD), fuimos el espejo roto que necesitaba la política chilena. Un tiempo en que no pedíamos permiso para hablar de educación sexual, para repartir condones en las plazas o para decir, sin sonrojarnos, que el divorcio era un derecho civil y no un sacrilegio.

Nacimos en 1987, en plena dictadura, como una cuña en el hormigón del autoritarismo. Fuimos, en nuestras primeras horas, un partido sin ideología fija pero con una misión quirúrgica: Sacar a Pinochet del poder y abrir una puerta a la democracia.

Y vaya si lo logramos. En 1988 fuimos clave en la campaña del No. Luego, ya en democracia, no solo aportamos cuadros políticos de peso sino que también instalamos debates que el resto de la izquierda miraba con timidez.

Fuimos la tienda que puso sobre la mesa la diversidad sexual cuando apenas se hablaba del tema. Defendimos la Ley de Divorcio, los derechos de las mujeres, los pueblos originarios, el medioambiente y la transparencia cuando el resto del sistema aún funcionaba con fotocopia y fax.

Ricardo Lagos, Carolina Tohá, Sergio Bitar, Guido Girardi, entre muchas otras y otros… nombres que, con sus luces y sombras, ayudaron a moldear un partido reformista, laico, progresista, abierto. Un partido que, sin pedir permiso, agitaba las aguas del estanque concertacionista.

La caída en la intrascendencia: cuando nos volvimos «uno más»

Pero después vinieron los años de plomo blando. La burocratización. Las cuotas. Las luchas intestinas. Los escándalos. La deriva clientelar. Pasamos de ser el partido que incomodaba al que se acomodaba.

Fue entonces cuando el Partido Socialista (PS), nuestro supuesto «hermano mayor», comenzó a mirarnos como ese primo débil que hay que tolerar pero no respetar.

Y ahí estamos hoy. Disminuidos en representación parlamentaria, desplazados de la agenda pública, y con nuestra candidata presidencial -Carolina Tohá- ninguneada por la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, quien no trepida en recordarnos que «ellos tienen 13 diputados, nosotros tres». Hermandad, la tuya.

El golpe de realidad: Vodanovic y el fin de la hermandad ficticia

La decisión del PS de levantar a su propia candidata -la propia Vodanovic- para competir contra nuestra Tohá en las primarias del oficialismo no es solo una movida táctica. Es una declaración de guerra fría. Es la cristalización de algo que se venía cocinando hace años: El PS quiere hegemonizar el espacio del Socialismo Democrático y nos ve como un estorbo.

Frente a eso, tenemos dos opciones: Aceptar el rol de partido bisagra, mendigar escaños en una coalición donde el PS impone las reglas, o levantarnos con dignidad y decir: «Aún estamos vivos, y tenemos algo que decir». No algo viejo, reciclado, nostálgico. Sino algo nuevo. Futurista. Incómodo.

El partido del futuro: nuestra nueva bandera para una nueva era

Porque si algo tenemos es historial de anticiparnos. En los 90 fuimos pioneros en temas que hoy son de sentido común. Hoy podemos volver a serlo si decidimos encarnar la agenda del siglo XXI: inteligencia artificial, derechos digitales, blockchain, ciberseguridad, democracia algorítmica.

No es ciencia ficción. Es lo que está pasando. Y ningún otro partido chileno lo está mirando en serio. Nosotros tenemos aquí una oportunidad histórica: Ser el partido que defiende a las personas frente al poder de los algoritmos. Que diseña políticas públicas para una economía automatizada. Que propone una Carta de Derechos Digitales. Que habla de privacidad, de soberanía tecnológica, de educación disruptiva. Que no le teme a la tecnología, pero tampoco la deja en manos de Google o la ultraderecha.

Tenemos que hablar de una Ley Marco de Inteligencia Artificial Ética. De protección de datos personales. De soberanía digital y de ciberseguridad nacional.

Debemos convertirnos en el primer partido en exigir transparencia algorítmica para los sistemas que ya deciden si accedemos a un crédito, a un empleo o a una oportunidad. Debemos hacerlo ahora, no cuando sea demasiado tarde.

Podemos volver a ser el partido que se anticipa, que incomoda, que abre camino. Así como en los 90 trajimos el debate sobre el divorcio y los derechos reproductivos, hoy debemos traer el debate sobre el derecho a la privacidad digital, el sesgo de los algoritmos, la automatización del empleo y la educación del futuro.

Debemos ser la voz política que conecta a Chile con los desafíos reales del siglo XXI

La hora de la arenga: compañeras y compañeros, despertemos

A las militantes y militantes del PPD. Esto no es un ensayo teórico. Es una alarma. Si no nos atrevemos a pelear por el futuro, vamos a desaparecer. Si no levantamos una bandera propia, el PS nos va a devorar. Y si el PS vuelve a ganar sin nosotros, no nos va a invitar a la fiesta. Lo dijo Vodanovic sin tapujos: «no hay hermandad».

¿Queremos seguir siendo el vagón de cola de un partido que vive de su pasado? ¿O queremos volver a ser el partido que habla del futuro cuando nadie más lo hace?

Este es el momento. Como en el 87. Como en el 88. Cuando parecía imposible.

El futuro no espera.

Tomémoslo. Lidereémoslo. O desaparezcamos.

Fotógrafo y Comunicador Visual de formación, especializado en desarrollo web, neuroventas y marketing digital. Escribo artículos de opinión sobre política, libros y tecnología, temas que entrelazo desde una mirada crítica, curiosa y profundamente humana. Creo en el poder de las ideas para incomodar, inspirar y transformar.

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