Cautiverio feliz y razón individual de las guerras dilatadas del Reyno de Chile, este es el título original de la obra escrita por el Maestre de Campo, Francisco Nuñez de Pineda y Bascuñan (1673). La obra trata del periodo, seis meses, en que el autor estuvo cautivo en tierras mapuches a la edad de 20 años.

Hasta hoy, por su complejidad, el libro es objeto de múltiples análisis, ha sido señalado como una crónica, una relación copiosa o una rogativa al Rey. William Yankes se suma a estos estudios aportando una nueva pesrpectiva.
El autor valida los estudios que le preceden y reconoce la complejidad del texto, pero va más allá y aventura que esta podría ser una novela temprana pues cumple con ciertos parámetros estructurales de ese género.
Con todo, Yankes repasa también el contexto histórico en que Nuñez de Pineda escribe estas líneas. El siglo XVII se caracteriza por una soterrada crítica de los criollos a la corona peninsular. Son varios los episodios en donde, se produjeron levantamientos contra los Gobernadores coloniales. Bajo el grito «viva el Rey, muera del mal gobierno» las primeras generaciones de colonos ejercieron presión para defender sus intereses y terminar con medidas injustas o arbitrarias que albergaban, además, actividades corruptas por parte de quienes gobernaban a nombre del monarca.
Son estas «reflexiones» políticas. sobre la gestión pública y la necesidad de terminar con el conflicto con los mapuches, las que llamaron la atención de los primeros análisis sobre este texto. La innovación de Yankes es que, desde la teoría literaria, explora el uso de técnicas de relato propias de la novela, género que surgió en Europa en la misma época en que el Cautiverio fue escrito. Se habla de la novela como un género que aparece, como técnica de narración, a las par el florecimento de una sociedad mas compleja y dinámica.
Tal era, justamente, la realidad de la sociedad española en América. Terminada la etapa de conquista y de la mano de las primeras generaciones de españoles nacidos en estas tierras y disponibles a permanecer en ellas, los habitantes perdían día a día el espíritu de transplantados.
Cada hito histórico de ese siglo da cuenta de la conformación de una comunidad con tintes y significados propios. La máxima expresión de aquello es la demanda a la autoridad por la defensa del terruño y el llamado a comprender la naturaleza distintiva de estos territorios del imperio español.
Las «disquisiciones» de Nuñez, respecto a la presencia de la corrupción de las autoridades locales o por la dilatada guerra de Arauco, que anclaban el desarrollo de esta provincia española; no es sino otra cosa que la reivindicación de lo propio e identitario de la nueva sociedad que se conformaba.
William Yankes, nos trae a nuestras conversaciones al Chile del s.XVII y lo hace aportando nuevos elementos de análisis, que convierten al Cautiverio Feliz en un libro de nuestros días.