Los hechos totalmente inesperados e impredecibles para muchos entre Octubre de 2019 y Octubre del 2023 son paradójicos en mi opinión. Pues resulta que nos encontramos en un escenario que desafía los elementos de coherencia respecto de lo que se pensó, dijo y votó en su momento y donde hoy podríamos estar frente a un escenario completamente distinto al deseable, pero que ofrece a la luz de las nuevas circunstancias mejores resultados para el objetivo que se quería alcanzar.

El estadillo social tuvo como resultado, la salida de una crisis social y política sin precedentes en la democracia desde 1990, en un proceso constituyente. Este proceso constituyente N° 1 le propuso al conjunto de la sociedad chilena elegir quienes y cómo debía realizarse esa nueva constitución. No me detendré a explicar los acontecimientos que empujaron una u otra situación, sino a las conclusiones de este. Las opciones ofertadas por el sistema político a los ciudadanos era una convención 100% electa versus una convención mixta. Con amplia mayoría se optó por la primera, generando una enorme expectativa respecto a un proceso constituyente de que debía (para algunos) lograr un amplio acuerdo nacional respecto de cómo se iba a organizar el país de aquí en adelante, y donde este permitiría realizar los cambios económicos y sociales necesarios para conseguir una mayor y mejor cohesión social.

La sociedad chilena en un clivaje de arriba y abajo desestimó a personas expertas en materia de derecho constitucional, al congreso y a quienes tenían alguna experiencia política capaz de desarrollar y llevar a cabo el proceso de escribir una nueva constitución. Se eligieron en su mayoría “independientes” una marca que permitió que muchas personas, con más o menos capacidades, se arroparán de la legitimidad democrática que otorga una elección.

El resultado ya lo conocemos. Un rotundo rechazo a la propuesta constitucional que terminó empujando al sistema político a crear condiciones para un segundo proceso constituyente. Una vez más 100% electo, pero con adecuaciones que permitirían, en teoría, contener los errores cometidos en la primera versión. Allí apareció el consejo de expertas y expertos, personas que representarían a todo el espectro político con representación parlamentaria y que entregarían un documento base con el cual el consejo cien por ciento electo debería guiarse y discutir. Sin dejar fuera las 12 bases acordadas como mínimos comunes de construcción.

Pero pasamos a la marca de los “independientes” a la marca “republicanos”. Ambos ejercicios impugnadores de un sistema político tradicional que recibe elección tras elección el castigo de las y los ciudadanos.

La nueva marca republicanos amenaza con llevarse la pelota para su casa, cometiendo el mismo error que la convención anterior que quiso hacer lo mismo bajo la premisa equivocada que una mayoría electoral circunstancial constituye a su vez una mayoría social y política. Una ceguera que no sólo afecto a la Tía Pikachú, sino que también a los connotados profesores de derecho constitucional que fueron electos en la segunda versión.

Si debemos hacerles caso a las encuestas (sondeos de opinión pública) el segundo proceso constituyente está por fracasar estrepitosamente. Pese a las columnas de destacados miembros de las élites políticas y comunicacionales santiaguinas, no parece que estas hagan eco en una ciudadanía totalmente desafectada del sistema político. A tal punto que parece que hemos vuelto a conectarnos a los reality show en vez de resolver nuestro problema constituyente. Quizás es que para la mayoría de la población esto no es un problema finalmente.

Sin embargo, pese a que no sea una prioridad popular, la realidad es que no es posible mejorar estructuralmente las condiciones de vida de las mayorías, y de lograr avanzar en la construcción de un proyecto de desarrollo sostenible que le brinde al país las certezas que requiere sin arreglar este asunto de una vez. De allí la esperanza surgida por quienes desean que, en estos últimos metros de la carrera, los actuales constituyentes vean la enorme responsabilidad que pesa sobre sus hombros y logren un acuerdo que satisfaga a la mayoría social y política, y no que responda a una mayoría electoral de un momento que además ya pasó.

De no hacerlo, no queda más que la paradójica tercera opción. Que todo termine en el lugar que se rechazó ampliamente en un primer lugar. Que la propuesta de las y los expertos sea sometida a la deliberación del parlamento y así conseguir una constitución seria, sencilla pero habilitante para dar certeza al país, terminar con el ciclo constituyente, y dedicarnos a trabajar juntos en un país con más y mejor desarrollo para todos.

Cronograma Constitucional
Cronograma Constitucional

Sociólogo, Máster en Medio Ambiente: Dimensiones Humanas y Socioeconómicas.Fundación Imagina Tarapacá

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