Con humor y mucha ironía Elizabeth Subercaseaux nos sorprende nuevamente diseccionando la realidad chilena, en particular de nuestra élite, aquella que vive en el Barrio Alto. Así se llama precisamente la colección de novelas que, desde hace algún tiempo, publica bajo el sello de Editorial Catalonia y que suma estos días su quinto título: La Constitución del Golf.
Para quienes conocen y admiran su pluma, esta última entrega de Barrio Alto no les defraudará, podrán reencontrarse con sus habituales personajes pero en un rol diferente: esta vez deberán ser parte del proceso constitucional, asumiendo la responsabilidad que implica triunfar rotundamente en las elecciones que generaron el nuevo Consejo Constitucional, el pasado 07 de mayo de 2023.
La propuesta de Subercaseaux esta vez es, particularmente, osada… esta es una novela en tiempo real. Todo lo que sucede en el libro está pasando en la discusión constitucional de estos días y, seguramente, de estos meses.
Audacia, pero también el texto es prueba patente del nivel de conocimiento que tienen de nuestra idiosincracia. Subercaseaux desnuda, nuevamente, a nuestra élite adentrándose en los recovecos de del intrincado proceso constitucional, retratando con sagacidad los relatos y perfiles de los distintos actores sociales, políticos y económicos que participan de esta etapa de nuestra historia.
La Constitución del Golf cuenta una historia que pareciera salida de la irrealidad, de la exageración y de una pluma delirante, pero contrastada con la realidad queda claro que el guión es, lamentablemente, la cruda verdad. En este caso, la ficción no supera la realidad. Pero, además, esta es una novela que cuestiona, por efecto de contraste, el momento constitucional y, entonces, también se convierte en una oportunidad para la reflexión y el análisis.
Una lectura, fresca a imperdible. No te la pierdas
Es que mira lo que nos pasó, huevón. Estábamos felices con el triunfo del Rechazo, subidos por el chorro a todo dar, éramos los salvadores de la institucionalidad, había primado el sentido común, íbamos a redactar una Constitución a la pinta, justa, con los cambios pertinentes, si hasta habíamos acordado terminar con la subsidiaridad, apaciguar el modelo. Chile sería un Estado social de derecho, huevón, pero como Dios manda, no como manda Atria, y entonces viene la elección de consejeros y resulta que los que ganan la mayoría, los que tienen derecho a veto, los que pueden llegar y decir ¿saben qué más?, no hacemos ni una Constitución y nos quedamos con la del Tata, son los que nunca han querido enterrar la de Pinocho, ni cambiar nada, ni progresar para ninguna parte, huevón. Chao derecha progresista. Chao derecha que está por el cambio. Chao paridad. Chao al matrimonio igualitario. Chao al aborto de tres causales. Chao derecha de un Macaya que tiene tanto que ver con el autoritarismo de Jaime Guzmán como tú con Mao Tse Tung. Bienvenido al mundo donde los gay vuelven al closet, las mujeres a cuidar a los niños, se reza el rosario al caer la tarde y si a una cabra chica la viola un tío tiene que tener la guagua y sanseacabó. (La Constitución del Golf, Elizabeth Subercaseaux, Catalonia Ediciones)