El último libro de relatos de María José Navia sigue la línea seductora de sus títulos anteriores y recientes. Con tópicos similares a «Una música futura» estos 10 cuentos abordan las problemáticas de la vida actual tras el efecto de la pandemia. En el devenir de sus personajes se siente el remezón que significó, para todos, enfrentar un mal desconocido, viviendo bajo la sospecha del fin de los tiempos … sintiéndonos pequeños ante la inmensidad de los hechos.
Los cuentos de María José Navia tienen una cuota de ingenuidad y desgarro que abisman.
«Mal de ojo» es el angustiante relato de una mujer que va perdiendo la vista… y se aferra a los afectos de un padre y su hijo, con quienes comparte las largas jornadas de espera en eternos e infructuosos tratamientos. Hay desesperación, soledad y frustración. Y, bueno, es un desafío iniciar un libro de cuentos que apela a la imagen y las vivencias que extraemos de las películas, con la historia de alguien que, irremediablemente, pierde la visión
En «Dependencias» MJ Navia vuelve al drama de las parejas que no pueden tener hijos, a la búsqueda sin resultados, la presión social, la pérdida del deseo, el fracaso matrimonial. Una historia contada y recurrente, pero que en este caso está asociado al derrumbe del hogar… la casa, ese espacio que se diluye junto al entusiasmo y esperanza inicial.
Mención aparte para «Sacar la lengua«, una historia de adolescentes sometidas tempranamente a deshumanización del hedonismo. Es quizás en este cuento donde más se aprecie aquello de la ingenuidad y el desgarro.
El libro cierra con «Calima«, el desamparo de la pérdida en un mundo que no sólo se cae a pedazos sino que, además, se cubre lentamente de una inmensa nube de arena que esconde las imágenes, pero amplifica los dolores.
MJ Navia nos entrega relatos que no dejan indiferentes, activando nuestra mente, sacando de un espacio ignorado de ella rasgos de humanidad de la que no estamos del todo conscientes.
«Quisiera irme a vivir a una de nuestras conversaciones. Esas que empezaban con el desayuno, que continuaban por sobre lecturas y películas, que se enredaban en las sábanas, que continuaban con mi cabeza apoyada en su pecho. Cerrar los ojos y pedirle que me dijera algo, lo que fuera, porque me enamoré de su voz antes que de cualquier otra cosa. Nadie que no lo haya vivido sabe el poder que tiene el que alguien te nombre y, al hacerlo, te devuelva esas letras como regalo. El mundo se sentía más firme, cuando escuchaba mi nombre salir de su boca. Tengo un nombre que no me gusta, que nunca me ha gustado, pero él encontró la forma de llamarme.
Ya no puedo vivir sin eso»
( Calima-Todo lo que aprendimos de las películas) María José Navia. 2023.