«Desafíos de la conservación ex situ» (Emecé – Cruz del Sur) es el primer libro de Ítalo Tamburrino (1993), Biólogo Ambiental y candidato a Doctor en Ecología y Biología Evolutiva. Un conjunto de 8 relatos cortos que dan cuenta de nuestro tiempo, o más bien del tiempo que les toca vivir a los jóvenes de hoy. 

Acá está de telón de fondo la crisis climática o la nueva relación entre humanos y animales. Allí donde las «bestias» intercambian roles de uno a otro lado. Donde los animales ganan más derechos y los humanos se vuelven más conscientes de sus responsabilidades que se tiene a partir de su inteligencia superior.

Estos son tiempos de cambios en el medio ambiente, pero también son momentos en donde el desquiciamiento de los humanos parece ser la reacción más simple y natural frente al deterioro ambiental. Tamburrino da cuenta de ello, desde la paranoia, la depresión y otros males síquicos que marcan la vida de sus personajes humanos.

Sus relatos parecieran aparecer desde el fin de los días, o por lo menos, desde el fin de una época. Ahí está la muerte como protagonista. A veces como sino irremediable, otras como el descanso luego de la angustia, la muerte como parte de la vida, como recuerdo de nuestra naturaleza animal, de nuestra inevitable condición biológica.

Las locaciones son diversas, un asilo de ancianos, la casa de una anciana abandonada que busca un perro para no morir sola, la casucha de un nieto y abuelo que son parte de un evento singular y extraordinario en Pisco Elqui, un salón de belleza en el centro de Santiago que se convierte en el centro del mundo, una disco gay donde las aparición de mariposas se convierte en un mal augurio, en fin.  El autor nos lleva de paseo por distintos lugares en donde la convivencia del hombre y el medio ya no es el de antes.

Este es el primer libro de Tamburrino, es un excelente debut, es de esperar que sorprenda y llame a la reflexión a los lectores más avezados, como también que incorpore a nuevos lectores que se hacen sus mismas preguntas y ensayan similares respuestas.

«A pesar de eso, creo seguir escuchando sus débiles lamentos, como si percibiese lo que estoy sintiendo. Apoyado en el capó del auto, imagino a la mujer de los murciélagos con flequillo y camisa floreada. Imagino que ese rítmico arrullo es una canción de cuna que murmura en mi oído. La imagino simultáneamente susurrándome y quitándose la vida de todas las formas posibles. No sufrieron, me dice, y se dispara en la cabeza. No sufrieron, me dice, y se pasa un cuchillo por el cuello. No sufrieron, me dice, y se cubre la cabeza con una bolsa de plástico. Me pregunto si es que mi madre, la de la cara borrosa, el flequillo y la camisa con hombreras, susurraba canciones de cuna» (Los murciélagos no sufren cuando sus pulmones colapsan y sus vasos sanguíneos revientan (pero yo no tengo esa opción) de Ítalo Tamburrino Widner)  

Comenta


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.