A medida que avanzan los días los ex integrantes de la Convención Constitucional se asoman en el espacio público para dar cuenta de análisis y explicaciones de la rotunda derrota que sufrió su propuesta el pasado 04 de septiembre.

En particular hay dos intervenciones que dan cuenta de cierta densidad en el análisis e intento de explicación. Nos referimos a Fernando Atria y Jaime Bassa, el primero en una entrevista y el segundo en una columna de opinión.

Hay, sin duda, puntos en los que coincidimos. La desinformación y la falta de conexión de los actores políticos, partidarios del Apruebo, por conectar con el “Chile profundo”. La incapacidad de leer adecuadamente las demandas ciudadanas de coyuntura y vincularlas con el relato de la campaña, el atrincheramiento de los convencionales por defender su obra como un objeto incuestionable, en fin.

Pero, ciertamente, que en ambos casos echamos de menos un atisbo de autocrítica. Mientras Bassa dice que el texto de propuesta constitucional no tuvo oportunidad, porque fue condenado a priori por la conducta de los convencionales; Atria reconoce que ‘otros” convencionales, sus pares, no estuvieron a la altura de la circunstancias y su conducta dejó mucho que desear.

Convengamos que ambos académicos del derecho constitucional hablan como si fueran  comentaristas externos de un proceso del que no formaron parte. Cuando, la verdad, es que los dos fueron nombres emblemáticos de la ex Convención Constitucional y su presencia garantizaba, de alguna manera, un soporte intelectual en la labor constituyente.

Ambos, en verdad, son responsables de no levantar las alertas necesarias para prevenir el fracaso. Ensimismados en las bondades de la creatura jurídica que resultó, fueron incapaces de abrir espacios para los reparos y ajustes que desde todos los sectores se advertían y abogaban. Por el contrario, a regañadientes, aceptaron el acuerdo político que patrocinado desde el PPD y apoyado por el resto de los partidos oficialistas, buscaba mejorar un texto con deficiencias técnicas y muy mala prensa por la irresponsabilidad de muchos convencionales.

La propuesta de la Ex Convención ya fue, forma parte de nuestra historia, sin duda que existe en ella contenidos que se constituyen avances en nuestra historia constitucional, espero que aquellos no caigan en el vació y sean un punto de partida para el proceso constitucional que comienza ahora.

Mucho ayudaría, para separar lo esencial de lo accesorio, que los y las ex convencionales hicieran autocrítica de sus errores comunicacionales y políticos, sepultando aquellos quizás sea posible mantener los avances civilizatorios de la propuesta constitucional rechazada.

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