¿Cómo llegar a tener tantos amigos influyentes, que luego de ser admirados en todo el mundo, vuelven y tributan una parte de sus logros?
Situándonos desde 1960 en adelante tras The Beatles y su explosión incontenible, hasta la actual promoción de figuras como Celeste o Joy Crookes y más, que ahora mismo lanzan un producido single en las plataformas globales, afirmo que no es casual esa amistad.
No me detengo en ejemplos, sería maximalista, les confundiría y perderían interés rechazándome.
Aunque no puedo obviar que desde Ozzy a Yes, desde Adele a los Sex Pistols, desde Iona a Genesis, desde The Cult a The Smiths, y bla bla bla… todos son materia prima de una lucrativa industria, un cúmulo de amigos influyentes que con pocas o muchas ganas, tributan a la Reina y su familia.
Demos cuenta de su antigüedad, sin ir tan lejos ni con tanta referencia. En el año 1714 Jorge I asume como Rey de Gran Bretaña e Irlanda dando inicio al reinado de Hannover, que se mantiene hasta el reinado de Victoria de Hannover, casada con Alberto de Sajonia Caburgo-Gotha, que en su descendencia en 1901 cambia el nombre de la casa real en el reinado de Eduardo VII (de quien hay mucho paño que cortar) ligándose al apellido paterno de origen Germano.
Luego, es en el contexto de la fea primera guerra mundial que el Rey Jorge V, decidió por popularidad, cambiar su nombre al de Windsor el año 1917, manteniéndose incólume ese extraño poder hasta Carlos III, mientras se turnan Primeros Ministros y Primeras Ministras.
La Monarquía española, con tablero propio. intentaron imitar esta influencia industrial pero al mismo nivel ¡imposible! No hay comparación, por ejemplo la nueva ola del heavy metal británico y su éxito en Chile, con una banda (Iron Maiden) que quizá fraguó una arremetida de caballos y alfiles tras la efusiva y protectora moral de ese otro “reino” que constituye la curia eclesial católica, que por ausencia de esa protectora moral terminó por sucumbir ante la música.
Tal fue el contraataque, que hasta se filmó un DVD oficial en nuestro Estadio Nacional. Agrego aquí que con mi hija mayor somos testigos presenciales de la magia de la Doncella de Hierro, que a estas alturas es imbatible ante cualquier reino.
La Reina Isabel II, figura en el centro de esta constelación de amigos influyentes modernos, goza de respeto, de aprecio popular y reconocimiento global. Qué duda cabe, también transitó por la, a veces, sombría ruta del ejercicio del poder.
Ella partió a decorar la eternidad y encontrarse entre las estrellas con sus ahora iguales John Lennon, John Bonham, George Michael, Olivia Newton-John, George Harrison, Freddie Mercury, Keith Moon, David Major Tom Ziggy Bowie, Bon Scott, Marc Bolan, Amy Winehouse o Charlie Watts…
Entonces ¿qué diremos? Me cabe un elogio a la astucia para extenderse globalmente con la reproducción infinita del producto de esa industria musical que tributa en prestigio e impuestos.
¡Dios nos salve! porque la Corona, con una pequeña ayuda de sus amigos, sigue a salvo.