Yo era feliz contigo vida mía
Tu eras mi perro fiel, yo era tu guía
Hasta que desperté de mi locura
y pude comprender, que me mentías
Las elecciones presidenciales, en particular, son un debate en torno a la credibilidad de los liderazgos en competencia.
Eso de que son las ideas, los sueños de país, los programas, en fin … no son más que frases para la galería. Digamos que, al final del día, las estrategias de marketing y los asesores comunicacionales, convierten todo eslogan, imagen o video promocional en poemas estéticos que, en el reino de las sensaciones, confunden al electorado e iguala todo relato.
En otra palabras … a los ojos del elector común, mayoritariamente desinformado y desafectado de la discusión política coyuntural, los y las políticas de uno y otro lado son la misma cosa.
Entonces la diferenciación ya no se hace en el plano de las ideas sino,más bien, en si tal o cual liderazgo es creíble o no.
La actual elección presidencial, bien quitada de bulla respecto a las de otras épocas, con poco despliegue territorial y escaso «ambiente» de campaña, da cuenta de esta situación. Los 4 liderazgos reales en disputa (Boric, Provoste, Kast y Sichel) basan su competencia diferenciándose en quien es más coherente y … quien miente menos.
El derrumbe de la candidatura de Sebastián Sichel tiene mucho que ver con esto. Su relato, consciente de la verdadera pugna de liderazgos y credibilidad, se levantó sobre un personaje que le ganó a la adversidad desde sus primeros años; alguien que se hizo a si mismo, un triunfador, un emblema de la derecha del futuro (liberal, orientado al centro, moderno). El sueño americano, pero en versión chilensis.
Pero todo se derrumbó… dentro de mi dentro de tí…
Como castillo de naipes, las cartas fueron cayendo una a una junto con la hermosa novela del triunfador y encantador personaje, quedaron desparramadas sobre la verde carpeta.
Todo se derrumbo dentro de mi, dentro de mi
Hasta mi aliento ya me sabe a hiel, me sabe a hiel
Mira mi cuerpo como se quiebra
Mira mis lagrimas como no cesan por ti
Si hay mentira no hay certezas, no hay credibilidad, no habrá votos. Las jornadas que quedan estarán marcadas por la manera en que cada candidato y única candidata captan la confianza de las y los electores, porque finalmente, la gente siempre necesita y quiere creer.