Los comunistas están de moda. El comunismo está de moda. El rojo es el color de moda. Camila Vallejos, Karol Cariola y sobre todo Daniel Jadue están de moda. Hoy si no eres rojo eres amarillo y ser amarillo es peor que ser malo.
Por lo mismo, es que inauguraremos esta columna con una reseña de una serie que es una oda a la rojedad, pero de la antigua, de esa de verdad, de la que mataba gente y se comía a las guaguas crudas. Les voy a contar de la serie The Americans.
The Americans (o Los Infiltrados) la puedes encontrar en Amazon Prime (que todos sabemos es un instrumento del marxismo internacional) y en 6 temporadas emitidas por el canal Fox sin mucho éxito, pero tampoco siendo un fracaso, nos mostró la vida, trabajo y dramas de una familia americana promedio en los ochentas, con la particularidad que la pareja que la encabeza son agentes de la KGB infiltrados por largos años en los Estados Unidos.
En plena Guerra Fría, con Brezhnev, Andropov, Chernenko por un lado, y con Reagan por el otro la pareja de agentes desarrollan las labores que les eran propias a los espías de la época –o lo que creemos hacían los espías de esos tiempos-. Matan gente, se infiltran, escuchan, sobornan, chantajean, tienen sexo con sus objetivos, manipulan personas y hacen todo aquello que les es necesario para lograr sus fines y servir a la “madre Rusia” (madre Unión Soviética en este caso) porque “así lo manda la patria y el partido” (malditos rojos inescrupulosos)
El nombre The Americans no puede estar mejor logrado, porque los protagonistas viven una vida típica de los suburbios de clase media acomodada de Estados Unidos. De alguna manera encarnan a plenitud el “american way of life”, pero por otra parte su trabajo y razón de ser es combatir y defenderse de ese mismo modo de vida amenazante y ajeno a lo que su formación y origen les manda. Por una parte, son fervientes y disciplinados agentes de la causa, pero por otra están insertos –y muchas veces disfrutan con inevitable culpa- de las bondades del abominable sistema capitalista que quieren derrotar.
Es en esta tensión, entre el deber y el placer, entre las ordenes y la libertad, entre un sistema que ya en los ‘80 crujía por todos lados y un capitalismo triunfante y obsceno, es que The Americans tiene sus mejores momentos.
Con evidente bajo presupuesto, con muy poca acción, pero con diálogos y personajes entrañables, es una serie que vale la pena ver –o repasar- para recordar o simplemente asomarse a una realidad que se sabía, pero muy pocos conocían. Con una recreación de época muy cuidada y claras referencias a una década excesiva y que muchos vivimos con tensión y culposo placer, The Americans es probablemente la mejor serie de espías que se ha hecho en el último tiempo y, a la vez, una excelente mirada a una época en que estaba claro quiénes eran los buenos y los malos.
Para todos aquellos que quieren estar a tono con el amaranto de moda, para todos aquellos que quieren confirmar sus temores de que Chile con Jadue se transformará en una nueva U.R.S.S., o simplemente para los amarillos que creemos que no existen los placeres culpables sino sólo los placeres.