Bajo este título publica su esperada primera novela la exitosa escritora chilena Paulina Flores. Fue puesta a la venta hace unos meses por Seix-Barral y ha sido recibida con expectación por su público, ya no sólo compuesto por chilenas y chilenas.

Esto porque en 2016 Paulina Flores deslumbró a gran parte de la crítica especializada a nivel hispanoamericano con su libro de cuentos «Que Vergüenza». De ello da cuenta una nota en El País, España, que la identifica como una de las revelaciones de ese año:

¿Cuándo somos capaces de detectar en un primer libro que ha nacido una escritura para quedarse? El tópico suele decir que es más fácil distinguir a un escritor joven si es innovador en el lenguaje u ocupa el lugar de la provocación, identificada con la frescura. Nada de eso hay en los nueve cuentos del primer libro de la chilena Paulina Flores (1988), sino algo más rico, un estilo nítido al servicio de la complejidad de lo que quiere contar: el choque entre la identidad y la sublimación de la mentira, la permeabilidad entre la autonomía del individuo y el desamparo social»

Sin duda tal expectación implica siempre una cuota de riesgo, para la escritora y los lectores, ¿Cuánto de presión para la primera cuánto de ansiedad para los segundos?  Y llegó el momento, Isla Decepción ha cosechado una diversidad de reacciones, lejos de la unanimidad y loas de su primera obra.

Lo primero que hay que decir es que Paulina Flores se puso una meta compleja, realizar un relato a tres voces para dar cuenta de dramas personales y familiares, de una típica familia de clase media chilena, cruzada por la desconfianza, la falta de comunicación y las miles de suposiciones o malos entendidos. Pero, a la vez, está también el paisaje inhóspito de la Patagonia, el Estrecho de Magallanes y el viento de Punta Arenas.

A todo este relato humano, que sin duda nos parecerá muy cercano, se suma la superestructura cultural, económica y política que «ordena» el territorio mundial y regional. La irrupción de Lee, un navegante coreano que escapa de un buque factoría en las costas del estrecho, nos traslada a la rutina de una  «verdadera prisión flotante», una forma de esclavitud humana ignorada deliberadamente por todos. Acá la novela adopta el tono de denuncia necesario para hacer conciencia de este flagelo amparado por el imperio económico y político de China.

En ese mismo tono de denuncia, casi como una disgresión, emerge en el relato el conflicto mapuche, la represión y la lucha por el derecho de poder vivir con una identidad cultural diferente al modelo capitalista.

Isla Decepción tiene su principal riqueza en el relato íntimo, la voz interior de los personajes expuesta con una delicadeza única, que nos arrastra a la complicidad. En códigos tan simples como universales. En ese ámbito surge la magia de Paulina Flores y tan sólo por eso vale la pena leerla y disfrutarla.

Seguía culpando a la Carola o, más bien, a la institución del matrimonio en general, a las familias. ¡Los padres casándose!, más parecía que intentaban ser criminales, que buscaban una forma de ser prófugos, de liberarse de sus vidas mediocres por medio de un delito terrible: el amor

 

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